Aunque Turquía permanece neutral durante la II Guerra Mundial, sirve como punto de encuentro para espías de todas las potencias en conflicto. Alemanes e ingleses, las dos fuerzas militares más fuertes de la zona, intentan hacerse con secretos militares de sus oponentes.
Joseph Leo Mankiewicz partió de una historia real, que estuvo a punto de cambiar el transcurso de la II Guerra Mundial para trasladar a la gran pantalla una de las más interesantes películas del subgénero de espionaje que se hayan rodado nunca.
El hecho histórico es el conocido como “El caso Cicerón”: Elyeza Bazna, alias Cicerón, fotografió gran parte de los documentos de la embajada británica clasificados de alto secreto. Entre ellos, parece ser que se encontraban planes para la denominada Operación Overlord, o lo que es lo mismo, el desembarco aliado en Normandía. Estos documentos llegaron a manos de los espías nazis, pero los altos mandos alemanes consideraron que eran falsos; una estratagema del gobierno británico para influir en la defensa europea de Hitler.
La película es una de las mejores de la filmografía de este cineasta, tanto por su elegante puesta en escena, como por el excelente trabajo de James Mason (que hace una perfecta composición de antihéroe con aire distinguido).
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