De entre todas las películas realizadas por Welles, “El proceso” es una de las más fascinantes. En ella convergen la personalísima forma de entender el cine de director americano, con uno de los genios de la literatura europea moderna: Franz Kafka. Plasmar en la pantalla una novela como “El proceso” es, a primera vista, una tarea ardua. Para lograrlo, Welles hace uso algunas innovadoras estructuras narrativas y plásticas que han hecho de este film una obra personalísima del director; un trabajo que, más allá de la simple adaptación de una novela, adquiere relevancia propia como obra única de la cinematografía.
El protagonista, Joseph K despierta una mañana y descubre en su habitación la presencia de dos agentes de policía que le comunican que está arrestado. A pesar de sus intentos, no consigue saber qué delito se le imputa.
Franz Kafka es una referencia. La gente habla de lo kafkiano aún sin haber leído nunca al autor checo. Estamos ante uno de los autores más importantes e influyentes de la literatura universal que, sin embargo, no fue muy prolífico en su creación, ya que solo escribió tres novelas, una novela corta y algunos cuentos y narraciones breves. El proceso es una de esas novelas, aunque no llegó a ser concluida y se publicó un año después de su muerte, que tuvo lugar en Austria, en Junio de 1924. Al talento personal hay que unir, en el caso de muchos escritores de su generación, la oportunidad o la desgracia de vivir tiempos interesantes y dramáticos. Perteneciente a una familia judía, sus hermanas fueron llevadas a campos de concentración y fallecieron en el Holocausto. La solidez de su educación le permitió descubrir las grandes referencias de su época, tanto en lo literario como en lo filosófico. La debilidad de su salud, además de todas sus circunstancias vitales, fueron factores decisivos a la hora de crear un estilo inconfundible, dramáticamente existencialista, en su universo creador.
Orson Welles no ha sido menos intenso ni menos relevante en su aportación a la Historia del Cine. Durante muchas décadas, en la formación cinematográfica, no había otro director, superando incluso a Hitchcock como referencia. Se aprendía el plano secuencia viendo el inicio de "Sed de mal" (1958). Su aportación discursiva fue realmente memorable, dándole sentido a todos los recursos fílmicos, desde la profundidad de campo hasta las propuestas simbólicas. Además, no permanecía ajeno a otros medios, por lo que uno de sus mayores aciertos fue dirigir su mirada a obras literarias que consideró impactantes, como Otello o Macbeth, de Willian Shakespeare, o el propio Don Quijote, con el que se inauguró este ciclo de AulaCine.
Cine y literatura, sobre la base común de contar historias, han caminado siempre juntos, y "El Proceso" es un caso emblemático. Solo Welles podía crear una propuesta surrealista con ese altísimo contenido expresivo, destacando en esta obra el uso de la angulación de cámara para mostrar el estado psicológico del protagonista.
Dónde: Teatro CajaGRANADA - Avenida de la Ciencia. Granada
Cuándo: martes 13 de Marzo a las 20 h
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